lunes, 22 de mayo de 2023

Wolfenstein: The New Order (PC, 2014)

Versión analizada: PC.

Otras versiones: PlayStation 3, PlayStation 4, Xbox 360, Xbox One

El añorado Norm MacDonald dijo "no sé si ustedes son aficionados a la historia o no pero, a principios del siglo pasado, Alemania decidió entrar en guerra. ¿Y con quién entraron en guerra? ¡Con el mundo! Uno pensaría que el mundo tardaría unos cinco segundos en ganar, pero no, ¡estuvo muy cerca!". Tan cerca, de hecho, que es concebible, y casi un tópico en el género de la "historia alternativa", un mundo en el que Hitler se hiciera con el dominio absoluto del planeta. Wolfenstein es quizá la obra más popular en presentar esta idea, empatada con El hombre en el castillo de Dick. Una saga casi sinónima con el desarrollo de la industria del videojuego, que increíblemente cumplía 33 años cuando salió este título, The New Order.

Cómo no, nunca la había jugado, y aunque los shooters nunca han sido mi fuerte, es difícil resistir la tentación de matar unos cuantos puñados de nazis, así que qué diablos: pasadme el lanzallamas, que hoy cenamos bratwurst.

O eso creía yo, que siempre me las prometo muy felices. He dejado el nivel de dificultad en "normalito", cosa que en realidad pensaba ya desde el primer momento que me iba a dar problemas, como así ha sido. Así a primera vista, Wolfenstein no parece un juego que revolucione el paradigma de tiros y más tiros, a cascoporro, en un marco distópico. Es algo que se ha visto cientos de veces, por lo que me sorprende la calidísima acogida que tuvo en el momento de su salida. Sí, llevo como media hora nada más, sumido en las trincheras de algún campo de batalla indefinido, una ubicación ya de por sí gris y repetitiva (un trecho de zanja, un búnker con ametralladora, y repetir ad saecula saeculorum), pero en un mundo tan saturado de contenido, si te doy media hora, dame algo que haga que me quede.

¿Qué obtengo, sin embargo? Una jugabilidad que, supongo, potencia la exploración (porque el HUD no tiene ningún marcador de objetivo aparente hasta que no estás encima, aunque igual se puede configurar), pero que a priori se presenta de manera muy lineal: ve hasta aquí, entra al refugio, mata a todo el que te encuentres con rifles y/o granadas, y así todo el rato. Hay un sistema de cobertura medio complejo, pero mi primera impresión es que no me ofrece nada que no me pueda dar cualquier juego bélico. Las armas son genéricas, los enemigos muy básicos (soldados rasos y algún comandante que tiene el poder de invocar más tropas, lo nunca visto, vamos), las posibilidades las de siempre, y las convenciones igual (salud que se regenera, munición por los suelos, armaduras para absorber cierto daño). Sí, hay margen para que me sorprenda, que al fin y al cabo este es un rant de mis sensaciones tras un ratejo jugado, pero hasta el momento sólo me invade una pereza tremenda. Mi fuerza de voluntad, en cualquier caso, es casi inquebrantable. Voy a pasarme este juego cueste lo que cueste.

Una vez aceptado el hecho de que las mecánicas no van a cambiarme la vida, igual soy más libre para disfrutar de la historia de este joven soldado judío, B.J. Blaskowicz, cuyos honorables intentos de penetrar una fortaleza Nazi para capturar al doctor Mengele de este universo, Deathshead, son finalmente fútiles: su patrulla es capturada y diezmada, y es forzado a elegir entre la supervivencia de dos de sus miembros (yo he cogido al joven Wyatt, que nos salva la vida del ataque de un perro robótico, y cuya selección nos desbloquea el acceso a áreas extra por medio de la típica ganzúa, otra opción ultranovedosa). En el escape, sufre una lesión cerebral que le obliga a permanecer casi quince años en un asilo polaca, bajo los cuidados de Anya, enfermera de la que se enamora perdidamente. 

Nuestra recuperación coincide milagrosamente con el día en el que los Nazis irrumpen en el sanatorio, asesinan a los padres de Anya y secuestran a ésta. Es hora de escupir balas de nuevo y encontrar algún lugar seguro, como la granja de los abuelos de la enfermera, donde descubrimos que la guerra ha terminado con una victoria aplastante del Führer, que controla.. el mundo. Y por lo que nos cuentan, somos la única resistencia que queda.

Cosas que me gustan: entornos destruibles, que añaden un poco de chispa al sistema de cobertura y que apenas he tenido el placer de saborear desde el Hulk de la PS2, que ya hace tiempecillo. Si, sólo se pueden hacer polvo las ubicuas cajas de contrachapado con la esvástica y algún pilarcillo de yeso que hay por ahí, pero es mejor que nada. Por desgracia, jugando con teclado (usar un joystick en un FPS debería estar penado con cárcel), lo de cubrirse es bastante complicado: la tecla Alt no es una que estemos acostumbrados a usar, y hasta que se le coge el tranquillo puede pasar un rato. Ah, y habrá quién se pregunte porque no hay fotos en este artículo hasta ahora... parece que mi PC solamente captura pantallazos en negro y, para más inri (que igual no es culpa del Wolfenstein pero bueno... espera, que lo confirmo... sí, sí es por el Wolfenstein, ¿qué demonios?), me han dejado de funcionar las tildes al escribir. Los efectos secundarios de este juego son impredecibles. Pongamos una foto de archivo al menos.

Otra retracción, y es que los escenarios no son tan lineales como suponía: en niveles posteriores como el asalto al puesto fronterizo hay cierta libertad de movimiento, y en el mapa se nos resaltan lugares supuestamente relevantes a los que acceder, mayormente para conseguir coleccionables, o sea que tampoco me interesa mucho a mí personalmente, pero a los locos y locas de los secretillos y el 100% se les hará la boca agua, quizás. Y como en tantos otros juegos del palo, siempre tenemos la opción de entrar con las metralletas por delante (mi favorita), o ser sigilosos, que hace menos probable que nos acribillen. Otro asunto interesante es el de las habilidades, que tienen un punto positivo, que es que se consiguen a medida que se hacen cosas durante el juego, así que sea cual sea tu estilo, mejorarás cuanto más lo practiques. No sé porque no se adopta más a menudo este método en lugar de tener interminables árboles de skills que se aprenden sin ton ni son.

El juego mejora cuando nuestra resistencia de intrépidos anti-nazis empieza a crecer en números y se instala en su colorida base subterránea berlinesa. Se ve que como elegí salvar a aquel muchachito imberbe en nuestra comuna habita Jimi Hendrix, porque why not, que en este universo toca una Gibson en lugar de una Fender.


Ahora que lo he jugado un poco más, he de conceder este título es creativo dentro de los tropos del shooter, con misiones más o menos variadas (las hay que las tienes que superar con sólo una navajilla, otras con un cortador láser que lo mismo pulveriza teutones que te abre una verja). Y la acción siempre es bastante trepidante, aun cuando a veces la falta de minimapa o similar hace que cueste orientarse y la cantidad de munición repartida por el suelo detenga un poco el ritmo después de cada batalla campal, mientras reponemos suministros.

El caso es que no me enamora, pero he sido injusto con él al principio (qué se esperaba si llevaba apenas una hora jugada). Ahora con más de la mitad (quizás) de la historia completada (y aquí he de apuntar que dependiendo de a quién salves al principio se te ofrecen dos bifurcaciones... que son exactamente iguales salvo por un par de detalles en mecánica y, a consecuencia de ello, de navegación, pero que no creo que merezca la pena repetir únicamente para comprobarlos), puedo afirmar que, sin ser la leche en bote, Wolfenstein: The New Order da exactamente lo que promete: balas, balas, y más balas.

LO MEJOR: Como FPS es bastante completo, pero sin adiciones innecesarias que compliquen la fórmula, y además viene suplementado por una buena historia y una excelente ambientación, opresiva como pocas. Es difícil ponerle peros a ese nivel, porque toca todas las teclas correctas de un buen shooter.

LO PEOR: Reitero que me falta alguna mejora en la interfaz para ver dónde diablos estoy yendo o tengo que ir. En general las armas son bastante genéricas, aunque por lo menos puedes ir de guay y llevar una en cada mano. Por último, tanto coleccionable me da la impresión de estar metido con calzador para cumplir algún tipo de cuota.

VALORACIÓN: 72/100.

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