Dos cosas hay seguras en esta vida, dicen les anglosajones, siempre con una positividad infinita: la muerte, y los impuestos (yo añadiría la calidad de los discos de Carly Rae Jepsen, pero ya es cosa mía). Una señora de Estonia, Leene Künnap, cogió ese dicho y lo convirtió en lo que, leyendo prácticamente todas las descripciones que he encontrado, es una versión macabra (más aún) de Papers, Please. Eres la Muerte, la Parca, ese funesto esqueleto que ha cambiado guadaña y capa por un traje y un bolígrafo, que aquí tenemos que modernizarnos todes. Si en el juego distópico eres un guardia fronterizo decidiendo quién pasa a tu Arstotzka natal, aquí tu responsabilidad es todavía mayor: quién vive, y quién muere, es una decisión al alcance de tus huesudos dedos.
Ese sentido del humor tan tenebroso y el hecho de que Papers me parece un juegazo con una mecánica excelente lo convirtieron en una compra inmediata para mí en cuantito salió con algo de descuento por Steam... y sin embargo todavía no he tenido ocasión, o ganas (más bien ganas) de probarlo. Pero ya está bien, esa espera acaba hoy. Pongámonos en la... osamenta de esta Muerte con horario de oficina.