Versión analizada: PC.
Otras versiones: Ninguna que yo sepa.
Los juegos de música, un género que explotó sobre manera a finales de los 2000s con sagas interminables como Guitar Hero y Rock Band, desaparecieron de la noche a la mañana y nos dejaron extremadamente huérfanos. Atribuyo una parte no negligible de mi obsesión melómana a esas tardes con la guitarrita, aporreando botones al son de Lynyrd Skynyrd, Skid Row o Heart como si no hubiera un mañana. Y un buen día, alguien decidió que a nadie más le interesaban: un formato que podía haberse mantenido décadas, con un mejor modelo de DLCs o de suscripción incluso, muerto y enterrado en cuanto pusieron sus sucias manos los de Green Day.
La variante, a su vez anterior y por tanto más venerable, que ha gozado de cierta supervivencia, es la del juego de "ritmo", aquel que empezó en los arcades con el Dance Dance Revolution y sus plataformas pisoteadas hasta la saciedad por gente que se lo tomaba extremadamente en serio, y que evolucionó hacia la moñigada del Just Dance con sus mandos hápticos que saben cuando estás haciendo el swish-swish y cuando sin querer te lo has dejado puesto mientras lavas los platos. Siguen vendiendo unidades, como podrían haber hecho los juegos rockeros y similares (¿remember DJ Hero? Una década después tuvimos el Fuser pero ahí, también, tenemos que lamentar una pérdida: los servidores se cerraron el año pasado). Las nuevas generaciones crecerán sin referentes musicales de calidad, solo con esas cosas de menear el culo y restregarse. ¡Vergüenza!
Audiosurf es casi predecesor de todos los anteriores, y tiene elementos de varios: el foco rítmico de los juegos de baile, el aspecto de "túnel" de un Guitar Hero... y por lo demás, es una especie de Tetris combinado con una carrera de obstáculos rollo Pepsiman. Es el mejor juego, estoy intentando decir.
El mayor punto de atracción del juego es que cualquier canción, CUALQUIERA, le vale: hay un algoritmo misterioso detrás que convierte tus mp3 en un circuito mortal para recorrer con tu nave de la rave. Esto es algo que hacía el ínclito Dance Factory de la PS2 en el campo del bailoteo sobre alfombrillas, y que me parece un campo inescrutado inmerecidamente. Además, se presta a combinaciones fascinantes, como veremos pronto.
Entonces, ¿cómo se juega? No es difícil: escoge uno de los sesenta y siete modos de juego casi indistinguibles (unos tienen solo bloques de colores, otros tienen grises a evitar, en algunos tu nave puede saltar, almacenar ladrillitos, lanzar un shuriken, hacerse más ancha para ocupar todos los carriles, apartar...).
- Cualquier cosa del Ibiza Mix '96.
- "Aiúdame, io tengo muchos quereseres" 10 hours version.
- El 4'33'' de John Cage.
- Un programa entero de Carlos Herrera.
- Veinticinco versiones casi simultáneas de "Through the Fire and Flames" cada una con un desfase de 100 milisegundos con respecto a la siguiente.
- Alguna de las canciones para Eurovisión de Karmele Marchante que no sea la de "Soy un Tsunami".
- Esa de Bull of Heaven, ya sabes cuál.
- "Hawaii Bombay" de Mecano, pero al revés.
- "Sultans of Swing" tocada por el señor ese que está en el metro de Sol.
- Las nueve anteriores, cambiando cuál en cada compás, e interrumpidas a intervalos irregulares por las Campanadas de Año Nuevo de 1994, específicamente el momento en el que Carmen Sevilla dice "¡5! ¡Para todos los enfermos!".
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