Versión analizada: Xbox
360
Otras versiones: PC,
PS3, PS4, Xbox One, Wii U, Steam.
Que Assassin’s Creed es una de las grandes
franquicias de videojuegos de nuestros tiempos creo que es algo incontestable.
Después del triunfo que tuviera la primera entrega en 2007, y el culmen de la
segunda en 2009, Ubisoft vio que la saga iba a ser su gallina de los huevos de
oro. ¿En qué se ha traducido eso? En que 7 años (justos, además, entre el
primero y el Assassin’s Creed Unity, ambos
lanzados un 14 de noviembre) más tarde, tengamos ante nuestros ojos ocho
entregas en grandes plataformas, seis spin-offs en otras plataformas, cuatro
trabajos de animación, seis libros y enciclopedias, un sinfín de cómics, y vete
tú a saber qué más.
Y como
es lógico cuando llevas ese ritmo, lo mejor se concentra al principio, y los
jugadores tienden a cansarse. Siempre me reiré de aquella frase que decía uno
de los directivos de Ubisoft Montreal, cuando afirmaba que “los jugadores
quieren un juego de Assassin’s al
año, y eso es lo que vamos a darles”, como si nos importara más cantidad que
calidad).
Yo,
personalmente, adoré la belleza del primero, me enamoré de la mejora abismal en
jugabilidad del segundo, disfruté del equilibrio del tercero… y me harté. De Revelations me vi la enciclopedia, pero
ni probé el juego, y Assassin’s Creed III
me lo salté por completo. Y entonces llegó a mis manos Assassin’s Creed IV: Black Flag, hace mes y medio, cuando todo el
mundo estaba ya en una nube con las dos nuevas entregas de finales de 2014.
Y
tengo que decirlo: el salto que hay entre Assassin’s
Creed: Brotherhood y este es bastante destacable. Tanto a nivel de
jugabilidad, como de historia y ambientación. Salvando que Revelations era la culminación de la saga de Ezio, ya demasiado
rizada, sí es cierto que fue Assassin’s
Creed III el que llevó el bacalao a cortarlo en América por primera vez,
con el personaje de Connor Kenway y la Guerra de la Independencia.
Mola mucho, pero no es imagen real del juego, tampoco os emocionéis. |
Assassin’s Creed IV: Black Flag, básicamente, coge conceptos introducidos en el anterior y
los retuerce. La historia es una precuela del juego anterior (como lo será Assassin’s Creed: Rogue, de que ya
hablaremos) ambientada en la primera mitad del XVIII, y centrada en Edward
Kenway, abuelo de Connor y temido pirata en los mares del Caribe, que se codeó
con el mismísimo Barbanegra, y todo eso.
En la
historia no voy a entrar mucho, por una sencilla razón: no merece la pena. No
ya porque sea mala, sino porque es tremendamente insulsa. Resulta interesante
que el protagonista del juego, por primera vez, sea alguien que acompaña a los
asesinos, pero que no es uno de ellos (hasta el ultimísimo final), sino que lo
hace por un mínimo de culpabilidad después de haberla liado parda, y por un
máximo de ansias de riqueza.
Te vas a hartar a explorar. Eso es innegable, te lo aseguro. No hay grandes localizaciones, como en los anteriores, pero hay una barbaridad de pequeños lugares. |
Hasta
ahí, bien. Ahora, todo lo demás es puro estereotipo. Un cliché tras otro de la
literatura o el cine de piratas se dan cita en el juego, que no solo no resulta
demasiado original en estos planteamientos, sino que los desarrolla de manera
pésima. Varias muertes que se supone tendrían que afectarnos (joder, que muere
el personaje que a todos nos cae bien) pasan sin pena ni gloria por la incapacidad
para narrarlas; y parece que desde Ubisoft creen que con ponerle barba y decir
“mira, se le ha muerto gente” basta para demostrarte que Kenway es mayor y ha
madurado (y no, no basta).
Para
colmo, hay momentos sencillamente ridículos. Grabado a fuego tengo la escena en
que el líder de los asesinos le da a Kenway el atuendo de la Orden y la hoja
oculta y le dice algo así como “no eres uno de los nuestros y no tienes derecho
a llevar esto… pero te queda bien”. Bravo. O aquella otra en que la gente
parece sorprenderse mucho cuando un personaje femenino que quería pasar por
hombre y desde el segundo cero se veía que era una mujer, desvela que es
hombre. Toma ya.
En este momento intentas recordar todo lo que sabes sobre tiburones, y lo que sabes es que, básicamente, si le tocas las narices estás jodido. |
Como
resulta obvio muy pronto, el aspecto narrativo no es la principal baza que
puede jugar la entrega, así que su fuerza reside en la jugabilidad. El sistema
de combate y exploración sigue la misma tendencia de entregas anteriores, con
misiones de sigilo, lucha y demás, y una intensa búsqueda de mapas del tesoro,
cofres, fragmentos de memoria, cartas de náufragos y piezas de una reliquia
antigua. Todo ello en unos escenarios de los mares del Caribe (y brevemente la
costa africana) espectaculares.
Se
añaden aquí a esa tradición muy bien tratada dos aspectos ya explorados en la
entrega anterior, y llevados aquí al culmen: la caza, y las misiones navales.
La primera, básicamente, consiste en pasear por ahí matando animales que te
permiten crear equipo y mejoras para el personaje, o vender las pieles y huesos
para ganar dinero.
Las
misiones navales, por su parte, son una delicia. Al igual que la exploración de
pecios hundidos, se suma como un aspecto fuerte de gran variedad, con el ataque
a barcos en cualquier momento, la captura de fuertes (que te permitirá al cabo
controlar todo el mapa) el desempeño de misiones de captura, y el arponeo de
grandes cetáceos y tiburones. También en este aspecto los detalles a imagen de
juego de rol cobran fuerza, con la mejora del barco que te permite,
básicamente, enfrentarte a los puntos culminantes de este modo de juego.
Puedes atacar, abordar y hundir barcos en plena tormenta torrencial. Y llorar de felicidad. |
Y es en
estos aspectos donde hallamos LA belleza del juego: las tormentas. La verdad es
que el apartado gráfico no me pareció tan excelso como se dijo; había momentos
que quitaban el aliento, sí, pero también otros en que las texturas parecían a
medias (cuando despellejabas animales, por ejemplo), los escenarios eran un
tanto cutrillos, destacaba una clara incapacidad para diseñar barbas (el pobre
Barbanegra parece un playmobil), y seguía existiendo el ya clásico problema de
los trajes (cuando cambias de traje puede ocurrir que en las escenas de vídeo
no aparezca el traje que llevas, cosa que pase… o aparezca pero no ajustado a
movimientos, lo que puede revertir a que el personaje intente ponerse una
capucha, pero quede como un gilipollas al no llevar capucha el atuendo en
cuestión).
Muchos
de estos problemas no los vi comentados, ni tampoco se han topado con ellos
otros redactores del blog, lo que me hace pensar que a lo mejor es cosa de la
versión de Xbox 360… Sea como sea, algo hay que destacar: cada vez que aparece
ante tus ojos un jaguar blanco, o que te pilla una tormenta en medio del mar,
el aspecto gráfico es sencillamente sublime. De igual modo, las exploraciones
de pecios hundidos y cuevas contrabandistas que te llevan a bucear y toparte
con moreras o tiburones, son fantásticas.
Más
allá de ello, la historia del presente del juego también resulta bastante
interesante. Planteada en primera persona, trabajas para Abstergo Entertainment
en un departamento cuyo objetivo es crear contenidos virtuales basados en las
memorias del Animus (en tu caso, un juego de piratas, vaya), pero que
Industrias Abstergo usa como tapadera para buscar reliquias de los precursores.
Se combina de nuevo esa trama con un hackeo de ordenadores a tu rollo (mejora
con lo que eran antes estas subtramas) y con la aparición breve de viejos
conocidos.
Como
último aspecto negativo cabría hablar de un doblaje que, si bien no es nefasto,
sí que deja bastante que desear. Vale que no estamos ante los desastres que
pudieran hacer con Gears of War o Halo (por decir dos que he sufrido
mucho), pero la caída de nivel desde Assassin’s
Creed: Brotherhood es abismal. Miguel Ángel Montero (como Edward Kenway) no
tiene mala voz, pero es soso hasta decir basta, y tiene un registro demasiado
suave para el personaje que encarna. Y lo mismo se puede decir de la gran
mayoría: o son planos, o sus voces no encajan con los personajes, o están tan
mal dirigidos que cuesta reconocerlos (y hablamos de gente como Roberto Cuenca,
Juan Antonio Gálvez, Gabi Jiménez, Bea Berciano... que son bastante
reconocibles).
No hace falta ni que te explique por qué no le caes bien a esa belleza de animal. |
Únicamente
un par de voces en los archivos de tu enciclopedia que vas desentrañando y que
narran parte de la historia de la saga hasta el momento, son más reconocibles
(y juraría que Guillermo Romero o Luis Porcar no redoblan nada, que se cogen
cosas de sus juegos anteriores), y están mejor tratados (esos dos viejos conocidos del final hacen un doblaje tan bueno como siempre, pero claro, ya son muchos juegos doblando a los mismos personajes, con lo que estén bien o mal dirigidos lo harán bien). El vídeo introductorio (que es el mismo que el
tráiler de lanzamiento), y que tenía a Pablo Adán como la voz de Barbanegra
(Gabi Jiménez lo hace en el juego) supera con tantísimo al doblaje del juego final que hasta asusta (algo me dice que no se dobló en el mismo estudio, Synthesis, donde se dobló el resto del juego). Y no estamos comentando el gran número de
voces secundarias que están en inglés (y no de forma intencionada, sino por
claro fallo de programación, pues hay personajes que hablan en uno u otro
idioma según les dé, y no los subtitulan), o repetidas hasta la saciedad.
Oh,
último detalle: el multijugador. La verdad es que no voy a hablar mucho de
ello, porque tampoco lo he probado de manera extensa, pero… a grandes rasgos,
sigue la misma línea de multijugadores de anteriores juegos, permitiéndote
también, como es tan habitual a día de hoy, crear tus propios modos.
Personalmente, el multijugador de los Assassin’s Creed siempre me ha parecido
muy ramplón, interesante para echar un rato y poco más, y muy inferior a la
historia central y el modo un jugador.
Y con
esto cabría cerrar ya. Es un juego que goza de una gran jugabilidad, y que
tiene aspectos magníficos; otros resultan bastante mediocres, y si hablamos del
doblaje castellano o del desarrollo de su historia hay que llevarse las manos a
la cabeza. Un producto final, al cabo, bueno, pero también muy mejorable si se
le hubiera puesto más cariño.
Allez-y,
mes ami!
Buenos
días, y buena suerte.
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LO
MEJOR: la jugabilidad, la gran variedad de misiones y la belleza de algunos
aspectos gráficos.
LO
PEOR: a veces la programación gráfica es mejorable. La historia no tiene
ninguna originalidad, y su desarrollo es nefasto. El doblaje castellano también
deja que desear. Y aún queda muchísimo que mejorar en el multijugador.
NOTA: 70/100.
Le dejo en el notable por esos aspectos buenos que tiene, que pesan mucho. Pero
podría haber dado para mucho más, y dado que hay otros de la saga que lo
superan, no le puedo subir más.
Buena crítica, has tocado bien los temas. Sobre las batallas navales se podría tocar más por la gran variedad de juego y libertad que tienes en ellas. Con respecto a la historia...si es un poco aburrida... pero considero que este juego es un relleno que necesita para dar pista sobre algo más grande que se centrarán el futuro, como el tema de los sabios, cosa que si unimos AC III, BLACK FLAG junto a su DLC, ROGUE y Unity saldremos como un buen sabor de boca. Cabe decir también que lo que más me gustó con respecto a la historia de BF fué el argumento y libertad de indagación que tienes en el presente, de tal punto que incluso habia archivos que hackeabas que te desvelaban futuros AC en forma de .... "¿Que pelicula hará proximamente abstergo?" seguido de una lista spoiler que encabeza un film sobre la revolucion francesa (AC UNITY).
ResponderEliminarP.D: Sigue así, y te recomiendo que juegues a revelations y veas Assassins creed Embers (Juego y cortometraje que culminan con la historia de Ezio, y en el caso de Revelations también de Altair)
Sí podría haber hablado más del tema de las batallas o del arco del presente del juego, pero es que intento ponerme un cierto límite en la extensión de las críticas, que luego no hay quien las lea jajaja Pero vaya, ambos me parecen dos de los aspectos más fuertes de la entrega, y me encantaron. Estaban muy bien trabajados y son una de sus bazas más fuertes (oh, sí, y lo de las películas de Abstergo me encantó, igual que cuando te topas, no sé si ya en este o en "Rogue", con las revistas que tienen en portada el FarCry 3 jajaja).
EliminarEn cuanto a la historia... creo que el problema no es la historia en sí misma, sino la manera de llevarla. Puedes hacer una historia de relleno (hasta cierto punto es perdonable, aunque no me guste demasiado), pero si la trabajas bien. Y esta no lo está. Es una colección de personajes planos a más no poder, y de escenas incapaces de apelar a una mínima emoción por parte del jugador. Es una excusa para desarrollar la jugabilidad, sin más, y se han despreocupado demasiado de ella, y por eso creo que fracasa tanto. Ahora mismo estoy con "Rogue" y la verdad es que no hay color, la historia es infinitamente superior en cada secuencia. Para mí, si Blackflag hubiera puesto un mínimo de interés en lo que contaba, sería un juego de notable alto.
"Revelations" y ACIII me los miraré en su momento, pero no tengo demasiada prisa... la historia y demás de ambos sí que la conozco, en general. Pero ya los veré ;)
¡Gracias por pasarte, y por los apuntes!