viernes, 23 de enero de 2015

Assassin’s Creed IV: Black Flag (Xbox 360, 2013)



Versión analizada: Xbox 360
Otras versiones: PC, PS3, PS4, Xbox One, Wii U, Steam.

Que Assassin’s Creed es una de las grandes franquicias de videojuegos de nuestros tiempos creo que es algo incontestable. Después del triunfo que tuviera la primera entrega en 2007, y el culmen de la segunda en 2009, Ubisoft vio que la saga iba a ser su gallina de los huevos de oro. ¿En qué se ha traducido eso? En que 7 años (justos, además, entre el primero y el Assassin’s Creed Unity, ambos lanzados un 14 de noviembre) más tarde, tengamos ante nuestros ojos ocho entregas en grandes plataformas, seis spin-offs en otras plataformas, cuatro trabajos de animación, seis libros y enciclopedias, un sinfín de cómics, y vete tú a saber qué más.

Y como es lógico cuando llevas ese ritmo, lo mejor se concentra al principio, y los jugadores tienden a cansarse. Siempre me reiré de aquella frase que decía uno de los directivos de Ubisoft Montreal, cuando afirmaba que “los jugadores quieren un juego de Assassin’s al año, y eso es lo que vamos a darles”, como si nos importara más cantidad que calidad).

Yo, personalmente, adoré la belleza del primero, me enamoré de la mejora abismal en jugabilidad del segundo, disfruté del equilibrio del tercero… y me harté. De Revelations me vi la enciclopedia, pero ni probé el juego, y Assassin’s Creed III me lo salté por completo. Y entonces llegó a mis manos Assassin’s Creed IV: Black Flag, hace mes y medio, cuando todo el mundo estaba ya en una nube con las dos nuevas entregas de finales de 2014.

Y tengo que decirlo: el salto que hay entre Assassin’s Creed: Brotherhood y este es bastante destacable. Tanto a nivel de jugabilidad, como de historia y ambientación. Salvando que Revelations era la culminación de la saga de Ezio, ya demasiado rizada, sí es cierto que fue Assassin’s Creed III el que llevó el bacalao a cortarlo en América por primera vez, con el personaje de Connor Kenway y la Guerra de la Independencia.


Mola mucho, pero no es imagen real del juego, tampoco os emocionéis.
Assassin’s Creed IV: Black Flag, básicamente, coge conceptos introducidos en el anterior y los retuerce. La historia es una precuela del juego anterior (como lo será Assassin’s Creed: Rogue, de que ya hablaremos) ambientada en la primera mitad del XVIII, y centrada en Edward Kenway, abuelo de Connor y temido pirata en los mares del Caribe, que se codeó con el mismísimo Barbanegra, y todo eso.

En la historia no voy a entrar mucho, por una sencilla razón: no merece la pena. No ya porque sea mala, sino porque es tremendamente insulsa. Resulta interesante que el protagonista del juego, por primera vez, sea alguien que acompaña a los asesinos, pero que no es uno de ellos (hasta el ultimísimo final), sino que lo hace por un mínimo de culpabilidad después de haberla liado parda, y por un máximo de ansias de riqueza.

Te vas a hartar a explorar. Eso es innegable, te lo aseguro. No hay grandes localizaciones,
como en los anteriores, pero hay una barbaridad de pequeños lugares.
Hasta ahí, bien. Ahora, todo lo demás es puro estereotipo. Un cliché tras otro de la literatura o el cine de piratas se dan cita en el juego, que no solo no resulta demasiado original en estos planteamientos, sino que los desarrolla de manera pésima. Varias muertes que se supone tendrían que afectarnos (joder, que muere el personaje que a todos nos cae bien) pasan sin pena ni gloria por la incapacidad para narrarlas; y parece que desde Ubisoft creen que con ponerle barba y decir “mira, se le ha muerto gente” basta para demostrarte que Kenway es mayor y ha madurado (y no, no basta).

Para colmo, hay momentos sencillamente ridículos. Grabado a fuego tengo la escena en que el líder de los asesinos le da a Kenway el atuendo de la Orden y la hoja oculta y le dice algo así como “no eres uno de los nuestros y no tienes derecho a llevar esto… pero te queda bien”. Bravo. O aquella otra en que la gente parece sorprenderse mucho cuando un personaje femenino que quería pasar por hombre y desde el segundo cero se veía que era una mujer, desvela que es hombre. Toma ya.

En este momento intentas recordar todo lo que sabes sobre tiburones,
y lo que sabes es que, básicamente, si le tocas las narices estás jodido.
Como resulta obvio muy pronto, el aspecto narrativo no es la principal baza que puede jugar la entrega, así que su fuerza reside en la jugabilidad. El sistema de combate y exploración sigue la misma tendencia de entregas anteriores, con misiones de sigilo, lucha y demás, y una intensa búsqueda de mapas del tesoro, cofres, fragmentos de memoria, cartas de náufragos y piezas de una reliquia antigua. Todo ello en unos escenarios de los mares del Caribe (y brevemente la costa africana) espectaculares.

Se añaden aquí a esa tradición muy bien tratada dos aspectos ya explorados en la entrega anterior, y llevados aquí al culmen: la caza, y las misiones navales. La primera, básicamente, consiste en pasear por ahí matando animales que te permiten crear equipo y mejoras para el personaje, o vender las pieles y huesos para ganar dinero.

Las misiones navales, por su parte, son una delicia. Al igual que la exploración de pecios hundidos, se suma como un aspecto fuerte de gran variedad, con el ataque a barcos en cualquier momento, la captura de fuertes (que te permitirá al cabo controlar todo el mapa) el desempeño de misiones de captura, y el arponeo de grandes cetáceos y tiburones. También en este aspecto los detalles a imagen de juego de rol cobran fuerza, con la mejora del barco que te permite, básicamente, enfrentarte a los puntos culminantes de este modo de juego.

Puedes atacar, abordar y hundir barcos en plena tormenta torrencial.
Y llorar de felicidad.
Y es en estos aspectos donde hallamos LA belleza del juego: las tormentas. La verdad es que el apartado gráfico no me pareció tan excelso como se dijo; había momentos que quitaban el aliento, sí, pero también otros en que las texturas parecían a medias (cuando despellejabas animales, por ejemplo), los escenarios eran un tanto cutrillos, destacaba una clara incapacidad para diseñar barbas (el pobre Barbanegra parece un playmobil), y seguía existiendo el ya clásico problema de los trajes (cuando cambias de traje puede ocurrir que en las escenas de vídeo no aparezca el traje que llevas, cosa que pase… o aparezca pero no ajustado a movimientos, lo que puede revertir a que el personaje intente ponerse una capucha, pero quede como un gilipollas al no llevar capucha el atuendo en cuestión).

Muchos de estos problemas no los vi comentados, ni tampoco se han topado con ellos otros redactores del blog, lo que me hace pensar que a lo mejor es cosa de la versión de Xbox 360… Sea como sea, algo hay que destacar: cada vez que aparece ante tus ojos un jaguar blanco, o que te pilla una tormenta en medio del mar, el aspecto gráfico es sencillamente sublime. De igual modo, las exploraciones de pecios hundidos y cuevas contrabandistas que te llevan a bucear y toparte con moreras o tiburones, son fantásticas.


Más allá de ello, la historia del presente del juego también resulta bastante interesante. Planteada en primera persona, trabajas para Abstergo Entertainment en un departamento cuyo objetivo es crear contenidos virtuales basados en las memorias del Animus (en tu caso, un juego de piratas, vaya), pero que Industrias Abstergo usa como tapadera para buscar reliquias de los precursores. Se combina de nuevo esa trama con un hackeo de ordenadores a tu rollo (mejora con lo que eran antes estas subtramas) y con la aparición breve de viejos conocidos.

Como último aspecto negativo cabría hablar de un doblaje que, si bien no es nefasto, sí que deja bastante que desear. Vale que no estamos ante los desastres que pudieran hacer con Gears of War o Halo (por decir dos que he sufrido mucho), pero la caída de nivel desde Assassin’s Creed: Brotherhood es abismal. Miguel Ángel Montero (como Edward Kenway) no tiene mala voz, pero es soso hasta decir basta, y tiene un registro demasiado suave para el personaje que encarna. Y lo mismo se puede decir de la gran mayoría: o son planos, o sus voces no encajan con los personajes, o están tan mal dirigidos que cuesta reconocerlos (y hablamos de gente como Roberto Cuenca, Juan Antonio Gálvez, Gabi Jiménez, Bea Berciano... que son bastante reconocibles).

No hace falta ni que te explique por qué no le caes bien a esa belleza de animal.
Únicamente un par de voces en los archivos de tu enciclopedia que vas desentrañando y que narran parte de la historia de la saga hasta el momento, son más reconocibles (y juraría que Guillermo Romero o Luis Porcar no redoblan nada, que se cogen cosas de sus juegos anteriores), y están mejor tratados (esos dos viejos conocidos del final hacen un doblaje tan bueno como siempre, pero claro, ya son muchos juegos doblando a los mismos personajes, con lo que estén bien o mal dirigidos lo harán bien). El vídeo introductorio (que es el mismo que el tráiler de lanzamiento), y que tenía a Pablo Adán como la voz de Barbanegra (Gabi Jiménez lo hace en el juego) supera con tantísimo al doblaje del juego final que hasta asusta (algo me dice que no se dobló en el mismo estudio, Synthesis, donde se dobló el resto del juego). Y no estamos comentando el gran número de voces secundarias que están en inglés (y no de forma intencionada, sino por claro fallo de programación, pues hay personajes que hablan en uno u otro idioma según les dé, y no los subtitulan), o repetidas hasta la saciedad.

Oh, último detalle: el multijugador. La verdad es que no voy a hablar mucho de ello, porque tampoco lo he probado de manera extensa, pero… a grandes rasgos, sigue la misma línea de multijugadores de anteriores juegos, permitiéndote también, como es tan habitual a día de hoy, crear tus propios modos. Personalmente, el multijugador de los Assassin’s Creed siempre me ha parecido muy ramplón, interesante para echar un rato y poco más, y muy inferior a la historia central y el modo un jugador.

Y con esto cabría cerrar ya. Es un juego que goza de una gran jugabilidad, y que tiene aspectos magníficos; otros resultan bastante mediocres, y si hablamos del doblaje castellano o del desarrollo de su historia hay que llevarse las manos a la cabeza. Un producto final, al cabo, bueno, pero también muy mejorable si se le hubiera puesto más cariño.

Allez-y, mes ami!

Buenos días, y buena suerte.

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LO MEJOR: la jugabilidad, la gran variedad de misiones y la belleza de algunos aspectos gráficos.

LO PEOR: a veces la programación gráfica es mejorable. La historia no tiene ninguna originalidad, y su desarrollo es nefasto. El doblaje castellano también deja que desear. Y aún queda muchísimo que mejorar en el multijugador.

NOTA: 70/100. Le dejo en el notable por esos aspectos buenos que tiene, que pesan mucho. Pero podría haber dado para mucho más, y dado que hay otros de la saga que lo superan, no le puedo subir más.

2 comentarios:

  1. Buena crítica, has tocado bien los temas. Sobre las batallas navales se podría tocar más por la gran variedad de juego y libertad que tienes en ellas. Con respecto a la historia...si es un poco aburrida... pero considero que este juego es un relleno que necesita para dar pista sobre algo más grande que se centrarán el futuro, como el tema de los sabios, cosa que si unimos AC III, BLACK FLAG junto a su DLC, ROGUE y Unity saldremos como un buen sabor de boca. Cabe decir también que lo que más me gustó con respecto a la historia de BF fué el argumento y libertad de indagación que tienes en el presente, de tal punto que incluso habia archivos que hackeabas que te desvelaban futuros AC en forma de .... "¿Que pelicula hará proximamente abstergo?" seguido de una lista spoiler que encabeza un film sobre la revolucion francesa (AC UNITY).
    P.D: Sigue así, y te recomiendo que juegues a revelations y veas Assassins creed Embers (Juego y cortometraje que culminan con la historia de Ezio, y en el caso de Revelations también de Altair)

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    1. Sí podría haber hablado más del tema de las batallas o del arco del presente del juego, pero es que intento ponerme un cierto límite en la extensión de las críticas, que luego no hay quien las lea jajaja Pero vaya, ambos me parecen dos de los aspectos más fuertes de la entrega, y me encantaron. Estaban muy bien trabajados y son una de sus bazas más fuertes (oh, sí, y lo de las películas de Abstergo me encantó, igual que cuando te topas, no sé si ya en este o en "Rogue", con las revistas que tienen en portada el FarCry 3 jajaja).

      En cuanto a la historia... creo que el problema no es la historia en sí misma, sino la manera de llevarla. Puedes hacer una historia de relleno (hasta cierto punto es perdonable, aunque no me guste demasiado), pero si la trabajas bien. Y esta no lo está. Es una colección de personajes planos a más no poder, y de escenas incapaces de apelar a una mínima emoción por parte del jugador. Es una excusa para desarrollar la jugabilidad, sin más, y se han despreocupado demasiado de ella, y por eso creo que fracasa tanto. Ahora mismo estoy con "Rogue" y la verdad es que no hay color, la historia es infinitamente superior en cada secuencia. Para mí, si Blackflag hubiera puesto un mínimo de interés en lo que contaba, sería un juego de notable alto.

      "Revelations" y ACIII me los miraré en su momento, pero no tengo demasiada prisa... la historia y demás de ambos sí que la conozco, en general. Pero ya los veré ;)

      ¡Gracias por pasarte, y por los apuntes!

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