sábado, 31 de enero de 2015

Ratchet: Gladiator (PS2, 2005)



Versión analizada: PS2
Otras versiones: PS3 (versión HD)

Retomando el análisis de los juegos de la saga Ratchet & Clank, hoy me toca criticar una aventura que rompió con los esquemas de los anteriores juegos, para bien y para mal. Hablo de Ratchet: Gladiator, un título en el que Insomniac Games apostó fuerte por el componente multijugador, hasta el punto de hacerlo el eje principal sobre el que giraba la diversión.

¿Fue esto en realidad un paso atrás, o el experimento salió bien? A la hora de hacer un comentario objetivo, digamos que un poco más de lo primero, pero sólo un poco. Como soplo de aire fresco hay que aplaudirle sus bondades, pues su modo cooperativo en la aventura principal es uno de los más divertidos en lo que a jugabilidad se refiere que se recuerdan, y su online resulta aún más completo y variado, siendo de lo mejorcito dentro del género.



La trama se sitúa poco después de los acontecimientos de Ratchet & Clank 3, con Ratchet como flamante capitán de la Nave Fénix y con Clank y el científico Al como generosos ayudantes, hasta que un día son abordados y secuestrados por los esbirros de Gleeman Vox, un capo televisivo que maneja un programa de altísima audiencia llamado "La hora del terror", en el que los concursantes son héroes reputados, obligados a luchar hasta la muerte en arenas de combate. De modo que, para obtener nuestra libertad, tendremos que visitar diversos planetas donde nos aguardarán mortíferas pruebas en las que el plataformeo es sustituido por el gatillo fácil. Dispara o muere es la consigna, como diría aquel.

Gleeman Vox maneja un imperio criminal económico y mediático gracias a "La hora del Terror", y no está dispuesto a perderlo a ningún precio.


Una vez empiezas a manejar a Ratchet en el tutorial, comienzas a descubrir que la cosa poco va a tener que ver con la trilogía original. Para empezar, Clank no está a tu espalda, si bien ayuda mediante consejos desde su central de datos. Tampoco hay muchas zonas que exijan saltar a diestro y siniestro, algo que, si bien no había sido el principal sello de identidad de la saga, sí que estaba presente de forma secundaria. Aquí los enemigos son más numerosos, duros de pelar y mortíferos que nunca, y nada mejor para borrarlos del mapa que un arsenal variado y más bestia que nunca.

Las armas y artefactos de esta entrega, además, tienen un margen de mejora más alto que nunca (hasta 10 niveles, 99 cuando rejuegas la partida), de modo que al mejorarlas los efectos son aún más destructivos y espectaculares. Las misiones, por otro lado, sí que han perdido la variedad que tanto hacía grande a esta saga. Ahora los escenarios son más cerrados, el elemento exploratorio prácticamente desaparece y las pruebas a las que nos enfrentamos, si bien son numerosas, acaban haciéndose repetitivas. Eso sí, entretienen de lo lindo y pican a la hora de querer mejorar nuestro rango, obtener guitones para comprar armas nuevas, conseguir puntos de habilidad...

Las nuevas armas y los espectaculares efectos hacen que los combates sean un placer para la vista. Tus dos robots de lucha ayudan, pero también debes protegerlos, pues son imprescindibles para superar ciertas fases.


Lo que gana enteros en esta entrega es, sorprendentemente, la historia. Algunas escenas son realmente oscuras, e impacta sobremanera como al ir avanzando la trama descubrimos la psicología de los superhéroes que dieron sus vidas por intentar sobrevivir en un espectáculo tan inhumano como es el programa dirigido por nuestro enemigo. Tampoco falta el evidente componente humorístico e infantil que se repite en cada juego y que, esta vez, no pega ni con cola. 

En cualquier caso, la sensación que se tiene al jugar de forma individual es la de cansancio llegado un cierto punto. Y es que cuando las pruebas empiezan a repetirse de forma descarada, el jugador puede llegar a perder la paciencia y de forma muy justificada, porque a pesar de contar con ayuda sobre el terreno (dos robots de combate que puedes mejorar a lo largo de la aventura), repetir lo mismo una y otra vez es un engorro y un pasatiempo evitable. Está claro que los chicos de Insomniac no se rascaron mucho la cabeza en cuanto a la mecánica de juego y tiraron por lo fácil, cosa bastante tacaña y reprobable. Es curioso ver cómo la historia va ganando enteros a medida que avanza pero que tú te desesperes cada vez más al ir avanzando entre planeta y planeta. 

A lo largo de la aventura puedes manejar diversos vehículos, como naves espaciales, todo-terrenos, hover-motos o tanques arácnidos. Las misiones son muy divertidas, pero acaban por hacerse repetitivas, ya que las pruebas apenas tienen variantes.


Pero, por suerte, este horrendo planteamiento se soluciona felizmente gracias a la novedad del modo cooperativo. Ahora puedes pasarte la aventura con un amigo, ¿no es genial? Gracias a la competitividad entre jugadores a la hora de obtener recompensas y puntuaciones y al trabajo en equipo constante (que a veces requiere de una buena planificación) es muy fácil olvidarse de que las pruebas acaban haciéndose un refrito de arenas de lucha de entregas anteriores. Y evidentemente, la adrenalina y la diversión se multiplican. Una auténtica gozada.

Porque en esta entrega los combates llegan a un nuevo nivel de rapidez y destrucción, con numerosísimos enemigos en pantalla, niveles de dificultad variados, impresionantes (aunque pocos) jefes finales y, como ya he dicho antes, armas cuyo nivel de destrucción acaba siendo insano. Si hay que poner alguna pega en este aspecto es que la variedad de enemigos también es muy limitada, y acabas viendo a los mismos, ya sean grandes o pequeños, en cualquier punto del juego. Acaba dando igual, pero no está de más señalarlo.

El modo cooperativo es el que hace que la historia principal se disfrute el cuádruple, y el modo online tiene de todo y para todos los gustos en cuanto a opciones, pudiendo disfrutar de sus bondades hasta 10 jugadores. 


Pero claro, el multijugador no podría estar completo del todo sin unos buenos modos online (hasta 10 jugadores) y offline (4), con hasta 6 dinámicas de juego (Captura la bandera, Rey de la colina, Todos a por el señalado, etc.) que aseguran buenos ratos de diversión. Evidentemente, hay modos online mucho más completos, pero para un juego de su género responde bien a las expectativas y otorga diversas opciones estratégicas en los escenarios, que, esta vez, son menos numerosos.

En cuanto al apartado técnico, Ratchet: Gladiator lleva a la saga a su tope gráfico en PS2, con brillantes efectos, modelado de enemigos y grandes y detallados escenarios, si bien están algo vacíos de elementos. La música cumple con su papel de ambientar las situaciones y el doblaje al castellano sigue siendo magistral, como en cada entrega de la saga, uniéndose al elenco unos efectos de sonido devastadores y muy currados.

Gráficamente, el trabajo es sobresaliente en la consola de 128 bits, especialmente en algunas localizaciones.


Como conclusión, poco más se puede decir de un título curioso, notable y claramente enfocado a la diversión en grupo. Ratchet: Gladiator cumple con lo que promete en ese aspecto, mientras la experiencia individual queda coja y carente de sentido en muchas ocasiones, con una aventura insípida, machacona y con poca variedad, que además tampoco es que sea muy larga (10-12 horas). Ahora bien, si quieres disfrutar en compañía de la destrucción a mansalva, con todos los elementos armamentísticos de la saga, este es tu juego, no lo dudes. 

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LO MEJOR: sus modos multijugador, tremendamente divertidos, así como el apartado gráfico, el doblaje y los jefes finales.

LO PEOR: la aventura para un jugador acaba haciéndose un coñazo supino. Poca variedad de escenarios, pruebas y enemigos, y una duración algo corta.


NOTA: 78/100. Buen juego de acción que gana enteros jugándose en compañía gracias a sus opciones y espectacularidad. Si lo que buscas es diversión en solitario, olvídalo...



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