sábado, 17 de enero de 2015

The Legend of Zelda: A Link to the Past (Super Nintendo, 1991)


Versión analizada: Super Nintendo
Otras versiones: Gameboy Advance, compra online en plataformas modernas (Wii, Wii U)


Hace años no hubiera hecho falta decir nada al respecto de este videojuego, pues era harto conocido por todo aquel que, para empezar, tuviera en su poder una Super Nintendo. El paso del tiempo, sin embargo, ha hecho que salgan otros Zeldas más vistosos, herederos de las tres dimensiones, y surja la inevitable pregunta: ¿merece la pena jugar a este juego después de tanto tiempo, realmente ha superado el paso de las décadas?

No sólo os voy a intentar convencer de que la respuesta es sí; os voy a intentar además convencer de que pasar por alto este juego sería un error de gran magnitud.

The Legend of Zelda: A Link to the Past fue la primera incursion de esta saga en los 16 bits, concretamente en la archifamosa Super Nintendo que tantos y tantos cartuchos memorables ha aportado al mundo de los videojuegos. Antes de este juego nacieron las dos versiones de su hermana pequeña, la NES, pero esta versión es, sin duda, heredera absoluta del primero de esos dos juegos, llamado simplemente The Legend of Zelda; el otro juego, Zelda 2: The Adventure of Link, discurrió por un derrotero muy distinto en términos gráficos, jugables e incluso argumentales.




La historia detrás de A Link to the Past es esencialmente la misma que la de su homólogo de la anterior consola de Nintendo, pero mejorada y adornada en todos los aspectos posibles, inaugurando una tradición en los juegos estrella de Nintendo de contar lo mismo, pero a la vez contar algo nuevo y ligeramente distinto. Este juego comienza con un reino, Hyrule, que nació tras tiempos muy convulsos. En esos tiempos arcanos se contaba la leyenda de un reino increíble, el Golden Land, en el cual residía el poder que había creado y dado forma al mundo: la ya clásica Trifuerza. Aquel que entrara en el Golden Land (que no traduzco porque nunca he visto traducción alguna) podría hacerse con este poder sagrado y conseguir que todos sus deseos se hicieran realidad.

Por desgracia, alguien lo consiguió, y nada menos que un ladrón sin moral llamado Ganondorf Dragmire (hecho este que se contaría con todo lujo de detalles en Ocarina of Time). Al obtener la Trifuerza, se creó un concilio de hombres sabios que logró sellar a Ganondorf, ya conocido como Ganon, Rey de las Tinieblas, en el Golden Land, horriblemente deformado a partir de sus deseos y convertido en un mundo siniestro llamado en el juego simplemente Dark World. Mucho tiempo ha pasado desde entonces, y todo parece olvidado, pero la llegada a Hyrule de un misterioso hechicero llamado Agahnim precipitará los acontecimientos...




La historia está contada a pinceladas, sin llegar al nivel de profundidad en los personajes de juegos modernos, pero ni falta que le hace, porque es tan sencilla y directa que poco más nos hace falta para embarcarnos en la titánica tarea de acabar de una vez por todas con Ganon. La perspectiva del juego es superior, es decir, todo se ve desde arriba, como pasaba con su antecesor espiritual de la NES. El mundo parece pequeño y rápido de explorar, pero no tardará uno en darse cuenta de que hay bastantes secciones del mismo, como las montañas o algunas cuevas bien elegidas, que supondrán todo un reto y más de un quebradero de cabeza a la hora de pensar cómo llegar a tal lugar.

A medida que el juego avanza, la dificultad también lo hará de manera pareja (sin llegar jamás a ser excesiva), y Link, el protagonista, tendrá la oportunidad de acceder él mismo al Dark World. La manera en que se presenta este segundo mundo, en apariencia de idéntico tamaño a Hyrule pero mucho, mucho más largo de explorar, es magistral: primero lo apreciamos de manera fugaz, en un paseo por las montañas que supone un preludio de lo que está por venir, para entrar más tarde por la puerta grande, nada menos que a través de la cúspide de una pirámide misteriosa que no sabemos muy bien qué pinta ahí...




El paralelismo entre ambos mundos es magistral y pieza clave si deseamos que nuestra jornada tenga éxito. Este Zelda inauguró el concepto de ‘mundos superpuestos’ que luego sería marca de la saga, así como conceptos clásicos como la aparición del garfio o de las piezas de corazón (mucho más divertidas de conseguir en este juego que en entregas posteriores). Otros ítems muy originales como la capa que le hace a uno invisible son casi exclusivos de esta entrega, por desgracia.




Pero el punto fuerte del juego, sin la menor duda, son las mazmorras. Lo primero, por su enorme cantidad; ya le gustaría a entregas posteriores como Wind Waker o Skyward Sword tener tantas y tan buenas: nada menos que cuatro en Hyrule (una de ellas visitándose dos veces y ampliándose en tamaño) y la friolera de ocho en el Dark World. Las mazmorras de Hyrule son muy sencillas y pueden engañarnos haciéndonos creer que este juego es pan comido por ser ya antiguo y tener unos cuantos años... pero las mazmorras del Dark World son verdaderas obras maestras del diseño de niveles, no sólo por su variedad, patente tanto en su aspecto (catacumbas en un bosque, alcantarillas, una prisión, un palacio) como en su diseño: las hay desde las que tienen varios a accesos a uno solo, una con ocho sótanos que hay que bajar más y más, otra con tres plantas relacionadas por medio de intrincados agujeros... y todas ellas pobladas por monstruos y jefes a cada cual más adictivo y divertido (a destacar el jefe de la cuarta mazmorra: pocas veces en mi vida he vivido una situación tan desconcertante en un videojuego cuando entro por primera vez en esa sala).



La jugabilidad es perfecta. No hay absolutamente nada que se pueda objetar; es un juego del que imitar hasta el más mínimo detalle en este sentido. Los puzles se cuentan entre los más míticos y memorables de la historia de los videojuegos, y superarlos por uno mismo y sin ayuda no es nada sencillo en algunos casos; tanto es así que en el cartucho original venía un libro cerrado con el sello de la Trifuerza que daba pistas sobre algunos de los puzles más curiosos y originales, como uno relativo al Palacio de la Oscuridad, la primera mazmorra del Dark World, u otro de la segunda mazmorra en el que se enfatiza que las acciones de un mundo a veces generan efectos en el otro mundo…

The Legend of Zelda: A Link to the Past es, en definitiva, un juego magistral. El nivel gráfico es muy bueno y el sonido es excelente; impresiona la suavidad sonora de los efectos FX, así como el hecho de que la música no cansa jamás, ni siquiera la de las mazmorras. Es más, os meteréis en el juego como ni imagináis escuchando la suave y siniestra música que nos acompaña en la exploración de las tenebrosas mazmorras del Dark World.
 

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LO MEJOR: Lo extenso y muy bien hecho del juego; no cansa nada. Es altamente rejugable, desearás volver a él. Los gráficos, el sonido, la perfecta jugabilidad, la ambientación. Las mazmorras del Dark World, dejan huella.
 

LO PEOR: Es fácil subestimarlo, sobre todo debido a que al principio finge ser un juego sencillo, con mazmorras facilongas. Y realmente, y creedme que lo he intentado, no se me ocurre nada malo que decir de este juego.
 

VALORACIÓN: 95/100. No le doy más nota porque el hecho de que sea retro puede echar atrás a algunos, pero creedme; es uno de los mejores juegos jamás diseñados. El paso de las décadas no ha hecho más que afianzar su calidad, en vez de mermarla. Si te gustan los juegos adictivos, directos, ambientales y aventureros, es obligatorio probar este juego.
 

BONUS ESPECIAL: El manual original del juego era en sí una obra de artesanía preciosa, incluso con texto relativo a ampliar la trama del juego y bellas ilustraciones como la que aquí os muestro, la Trifuerza brillando en el Crepúsculo del Golden Land, antes de que Ganon corrompa ese mundo con sus malvados deseos.


1 comentario:

  1. Muy buen artículo. Estoy completamente de acuerdo con todo lo dicho. Para mí fue el mejor juego al que jugué y tanto es así que no volví a jugar más, por dos razones. Una, me compré la Game Boy (allá por el año... ) solo para jugar Zelda y la terminé, aunque volví a jugarla en varias ocasiones. Siempre aprendes trucos que se te habían pasado la primera vez. Otra, porque también me compré la Nintendo y la Super Nintendo para jugar a Zelda, aunque también cayeran otros muchos juegos de aquella época. Cuando llegué al juego de la SND y casi terminado. Me quedaban pocas cavernas o mazmorras que vencer, comprobé que se me había pasado la adquisición de un artículo, la pala y sin ella ya no puedes recoger otros muchos más y, por pereza y falta de tiempo para reempezar, lo dejé. Aunque guardo de todo ello grandes ratos de diversión.
    Gracias a Magnus Dagon, que me dio la indicación de la página de trucos y guías para juegos, os dejo una en español que es la bomba, por si queréis jugar y os atascáis como me pasó a mí.
    http://www.gamefaqs.com/snes/588436-the-legend-of-zelda-a-link-to-the-past/faqs/30133
    A mí este artículo me ha removido tanto que he vuelto a sacar la vieja consola y sacar el juego. Animaos. Yo compré la SND de segunda mano, porque para cuando yo quise jugar ya no era la época de estas consolas, así que ya sabéis.
    También me gustó mucho Secret of Evermore, aunque en una línea totalmente distinta.
    Saludos.

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