martes, 10 de julio de 2018

God of War (PS4, 2018)


Versión analizada: PS4
Otras versiones: Ninguna

-Pon toda la distancia que quieras entre la verdad y tú, no cambia nada. Finge ser todo lo que no eres: profesor, marido, padre. Pero hay una verdad de la que tú nunca escaparás: no puedes cambiar. Tú siempre serás un monstruo.

-Pero nunca seré más tu monstruo

Empezaba la conferencia de Sony en el E3 de 2016. Alrededor de la pantalla se apelotonaba la prensa y millones de gamers tenían su atención puesta en las nuevas novedades a través del streaming. Dio inicio todo con música épica proveniente de una orquesta y se paladeaba que se avecinaba algo grande. Y lo que vieron todos sin parpadear en la pantalla es a un niño jugando. Aún había cierta desorientación cuando se oyó una voz grave entre las sombras. Las cábalas revolotearon en el ambiente y finalmente vimos a un hombre pálido, musculoso, calvo y ahora barbudo. Todo el mundo se volvió loco, y muchos decidieron comprar la PS4 en ese mismo momento. Kratos había regresado.

Pero eso no era todo. El dios de la guerra se había pasado por la piedra a toda la mitología griega sin piedad. Le tocaba mudarse e ir a las lejanas tierras de Midgard, uno de los mundos nórdicos. Escondido y buscando la paz, consigue formar su propia familia y enterrar su pasado junto a las Espadas del Caos. Todo cambia cuando su mujer muere y le encomienda una tarea: esparcir sus cenizas en la montaña más alta. Un viaje peligroso que se complica tras la visita de un ser tan poderoso que es capaz de poner en aprietos al espartano. Y además no está solo, en su aventura tiene que cuidar de un hijo que aún tiene que aprender como es la vida que le espera.



La paternidad es la base argumental de la historia. Mientras que en las anteriores entregas todo era más visceral y simple, con Kratos vengando a sus seres queridos tras haber sido artífice de su asesinato, en el nuevo God of War vemos a un Dios más maduro sin que abandone su faceta violenta destructora. Hemos pasado de una tragedia griega a una saga épica nórdica con mayor toque del famoso camino del héroe, pero sigue siendo un God Of War y se mantiene la esencia. Eso si, nosotros hemos crecido y Kratos también, y ahora anda preocupado porque los dioses sean mejores, que su hijo sea mejor que él, que sea un Dios creador y no destructor. El espartano tiene en mente su propio pasado en todo momento, pasado al que hay muchas referencias; especialmente notable el de la cámara de Tyr, que es un dios de la guerra nórdico, benefactor con los seres de Migard, y que funciona como la otra cara de Kratos, que bueno, esquilmó el Olimpo a conciencia.


Kratos no tendrá el premio al mejor padre del mundo. Pero al menos no lo ha matado como el resto de su familia.

Atreus (NO BUSQUÉIS SU NOMBRE EN GOOGLE, EN SERIO YO COMETÍ ESE ERROR Y ME COMÍ EL GRAN SPOILER DEL JUEGO) es un crío con una relación distante con un padre muy bruto y que desconoce que es la sutilidad y la confianza que tanto proclaman los coacher, no dejan de ser dos desconocidos, con mucha inseguridad entre ellos. Atreus no conoce el pasado y la naturaleza divina de su padre (y por ende, la suya propia). Y frente a él abandona la comodidad del hogar y descubre un mundo lleno de todo tipos de seres que abraza con curiosidad, pero del que va descubriendo su peligro. Con Kratos aprende a sobrevivir – es decir matar y no tener misericordia con tu adversario – y pronto va descubriéndose a si mismo y a tejer una relación con su padre.

En cuestión de jugabilidad, la saga ha evolucionado desde los iniciales Hack and Slash al producto actual, en el que tenemos un mundo abierto que podemos explorar a nuestro gusto (aunque se va desbloqueando con el paso de la historia, como si el propio juego fuese quien nos guiase para cuando explorar y que dejar para el final de la historia), podemos mejorar nuestras armas gracias a enanos herreros y adquirir nuevas habilidades según el estilo de los juegos RPG y, sobre todo, el combate es menos simple y te obliga ser más estratégico sin perder un ápice de violencia. Tenemos un nuevo arma, el hacha Leviatán que puede congelar enemigos y mecanismos, es demoledora en el cuerpo a cuerpo y puedes lanzarla y recuperarla para atacar a distancia. Además Atreus va desarrollándose con el paso del tiempo como arquero y se convierte en alguien muy útil en las peleas. Esto permite una amplitud de movimientos en cada combate que van desde un plan defensivo donde sean protagonistas los ataques a distancia a ir a tumba abierta como en los viejos tiempos. Y por supuesto siguen los brutales quick events que tanto han caracterizado a la saga.


Las peleas contra Baldur siempre son espectaculares. Aunque no sean siempre en los lomos de un dragón.

La parte ambiental es sublime, y nos presenta a la mitología nórdica, por lo menos la que nos ofrece God Of War. Atreus es quien recoge en un diario la información tanto de la historia como de los conocimientos que va adquiriendo tanto en paneles y pinturas coleccionables como los relatos que se van contando los personajes. Hay un mundo ajeno a Kratos que vamos descubriendo como la necesidad de poder de Odín (que aún no aparece), la profecía del Ragnarok y el temor que provoca o el conflicto contra los gigantes y sus consecuencias. Los personajes secundarios también son importantes como Mimir, un hombre sabio encerrado en un árbol al que Kratos corta la cabeza y resucita para que sea su guía por este mundo y es quien nos cuenta la mayor parte de las historias, la bruja Freya que cuanto más sabemos de ella más importante es en la trama, la serpiente Jörmungandr y el antagonista Baldur, un ser poderoso incapaz de sentir dolor que no parará de acecharnos.

Mimir será nuestro guía. Y esta serpiente tendrá su lugar en la trama (y apunta que va a ir a más en la saga)

God Of War evoluciona a un mundo abierto, que no es enorme pero incluye una serie de mundos distintos por los que moverte desde el mundo de los seres humanos que es Midgard, el inframundo Hellheim o Alfheim, tierra de elfos. Según vamos avanzando en la historias vamos desbloqueando los mundos e incluso parte de Midgard, desvelándose poco a poco. En esa evolución encontramos misiones secundarias, colecciones y desafíos que alargan más la experiencia (y eso que unas 20 horas no nos la quita nadie), y donde lucharemos contra valquirias, recorreremos mundos diseñados para probarnos, rescatar dragones encadenados y misiones secundarias encargadas por espectros y enanos (alguna misión está de relleno).


No solo se mantiene la esencia. Sino que habrá pequeño cameos a lo largo de la historia. ¿Kratos escapará de su destino?

Los enemigos a los que nos enfrentamos son variados, con sus propios puntos fuertes y débiles que podemos ir aprovechando. El combate favorece la inteligencia del jugador, para que vaya variando su estilo de lucha en cada momento. Tenemos elfos oscuros, brujas, draugs, viajeros armados hasta los dientes, devoraalmas, lobos, apariciones de Hellheim y por supuesto jefes finales como ciertas deidades que incluyen un gran número de cinemáticas y quick events que aportan dramatismo a la lucha. Podemos sufrir toda clase de percances: ataques a distancia, ceguera, ser quemados o envenenados, invulnerabilidad a ciertas armas etc...

El apartado gráfico es espectacular. En ningún momento hay fallos, y todo está cuidado, incluso las transiciones no se ven torpes o separadas del propio juego. Todo viene precedido de un gran trabajo artístico para recrear todo tipo de detalle que va a los personajes, las tumbas, la naturaleza o los tapices de los templos. No solo es un juego poderoso y grandioso, sino que luce como tal. Las voces en inglés son magníficas - no tanto el doblaje – destacando ese grave BOY de Kratos, que parece que no recuerda el nombre de Atreus.


Este es el nivel artístico del juego. Para que luego digan que es solo sangre.

Con el tiempo hasta las sagas más violentas y brutales tienen que madurar sin que eso signifique perder su esencia. God Of War logra la difícil tarea de resucitar la saga, introducirnos en un nuevo mundo y a la vez darnos una nueva perspectiva con los mismos elementos. Todo lo nuevo que se propone a renovar cumple con creces y lo viejo es renovado. ¿Algo malo? Volver a tener que esperar a Kratos, porque el final nos deja con muchas preguntas, nos queda por explicar como el dios de la guerra griego acabó en este helado mundo y además la próxima entrega viene fuerte con importantes sucesos.

LO MEJOR: Renovación manteniendo la esencia. Profundización en la jugabilidad. Un Kratos más maduro.

LO PEOR: Se echa de menos un mundo abierto más grande y un número mayor de misiones secundarias. Pero esto nunca ha sido propio del God of War y lo mío es una idea innecesaria. Quién sabe.

VALORACIÓN: 98/100 Un imprescindible de esta generación. 

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